“Soy un jaguar, devoro humanidades”: ritualizaciones antropofágicas en la educación matemática

Resumen

Al acecho, algunos matemáticos se desplazan, de forma coordinada, y emprenden una expedición por el bosque. Con su mirada exterior y deseo de captura, contemplan la naturaleza de una Matemática pura, universal, omnipresente, productora de riqueza. Estáticos, apenas pueden percibir las otras formas de vida que conviven en el paisaje, y se asustan cuando se encuentran con alguien siendo devorado. Reivindicando la humanidad de su grupo, determinan subhumanidades y nombran a los salvajes, cuando gritan: “los educadores matemáticos son depredadores”. Jaguares, tupinambás y caboclos se mezclan en este ritual antropofágico junto al río. Junto a ellos, un profesor, alumnos de primaria y un aula intentan superar las matemáticas. La luna se pone roja, sangra, porque alguien la persigue para devorarla. Ante la inminencia de devorar a la luna, la construcción de una mediadora abre posibilidades para tragarse al otro y caminar en busca de una tierra sin males. En este artículo nos comemos la humanidad de la Matemática que constituye nuestro propio ser, para dejarnos alterar por aquellos a quienes devoramos. Doblando el lenguaje, asumimos nuestra naturaleza depredadora, en la producción de educaciones matemáticas que toman la experiencia y la diferencia como políticas de afirmación de la vida.